Al paso del tiempo un pequeño capricho o un gusto vano puede convertirse en la sonrisa anhelada del día, en el suspiro de la noche que te tranquiliza antes de dormir y cambia tu perspectiva ante la momentánea situación; unos ojos azules que se proyectan en una pantalla y una voz que me arrulla, esa canción que dice tan poco y tanto a la vez.
Hoy dormiré tranquilo, estaré en este juego, disfrutare del lugar y del momento en que se sitúan mis piezas, tal vez mañana tenga que volver a empezar.
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